Las principales fuentes de alimento en la prehistoria más antigua, el paleolítico, fueron la caza y la recolección de frutos y vegetales silvestres.
Los grupos de homínidos se desplazaban tras las grandes manadas de animales o a lugares donde hubiera caza de forma regular.
Tampoco podemos descartar el carroñeo de piezas abatidas por otros animales (generalmente carnívoros) y que posteriormente eran robadas por los homínidos, o del consumo de animales caídos accidentalmente en cuevas que hacían las veces de trampas naturales, como el caso de la cueva de Galería, en el yacimiento de Ata puerca (Burgos).
Más tarde, en el neolítico, hace 10.000 años, aparece una nueva forma de adquisición del alimento, la agricultura y la ganadería. Cabras, caballos, cerdos, perros y, por otro lado, trigo, cebada. La domesticación y la agricultura trajeron consigo profundos cambios como la sedentarización, ya no hacía falta desplazarse de un sitio a otro para conseguir el alimento. Es en este período cuando empezamos a comer algo parecido al "pan" que hoy conocemos, incluso se han encontrado restos de tortas de trigo con una capa de miel ¿el primer pastel? A propósito, es ahora, con el consumo del cereal, cuando aparecen las primeras caries.
También en el neolítico, con la cerámica, aprendimos a "cocinar" de verdad los alimentos. En cualquier caso, si bien en los primeros momentos del paleolítico parece ser que la carne se consumía cruda, poco a poco, con el dominio y control del fuego, aparecen de manera sistemática huesos quemados al lado de hogueras con marcas de corte en su superficie. Es probable que los primeros "asados" fueran obra de los neandertales, hace 60.000 años.
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