Las principales fuentes de alimento en la prehistoria más antigua, el paleolítico, fueron la caza y la recolección de frutos y vegetales silvestres.
Los grupos de homínidos se desplazaban tras las grandes manadas de animales o a lugares donde hubiera caza de forma regular.
Tampoco podemos descartar el carroñeo de piezas abatidas por otros animales (generalmente carnívoros) y que posteriormente eran robadas por los homínidos, o del consumo de animales caídos accidentalmente en cuevas que hacían las veces de trampas naturales, como el caso de la cueva de Galería, en el yacimiento de Ata puerca (Burgos).

También en el neolítico, con la cerámica, aprendimos a "cocinar" de verdad los alimentos. En cualquier caso, si bien en los primeros momentos del paleolítico parece ser que la carne se consumía cruda, poco a poco, con el dominio y control del fuego, aparecen de manera sistemática huesos quemados al lado de hogueras con marcas de corte en su superficie. Es probable que los primeros "asados" fueran obra de los neandertales, hace 60.000 años.

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